Amarillismo en los medios o en mi mente

El día Miércoles 14 de agosto de 2007 Perú fue invadido por el temor y la desesperanza al ser “atacados” por un terremoto de 7.7 grados Richter; miles de afectados sucumbieron ante este hecho, la incertidumbre de que este fenómeno natural desencadenara un Tsunami en el mundo occidental cayó como bomba en nuestro territorio.
Todo este hecho sigue vigente al día de hoy en los medios masivos de comunicación en todo el orbe.
Mi primer encuentro con la información del terremoto se dio mientras me disponía a cenar en la tranquilidad de mi sala, en compañía de un amigo, cambiándole a la televisión nos llegaron las primeras imágenes directamente desde Perú, bien esto fue lo que ocurrió.
Lo primero que noté fue la imagen de una vecindad con el patio destrozado y la periodista mencionando la situación actual, la imagen en la televisión no iba más allá del patio destrozado de la vecindad, un pasillo por el cual era imposible avanzar y murmullos como sonido de fondo, esta imagen duró en mi televisor aproximadamente 15 minutos, mientras mi mente esperaba más, más imágenes, más “información visual”, y al término de mi divagación mental mi amigo dijo algo así como “ya me hartó no sale nada más” y eso puso fin a la imagen del pasillo destrozado en mi televisor e inició un debate dentro de mi mente.
Mi amigo inconscientemente estaba en el mismo canal que yo, esperaba más que ver, más imágenes de desolación, desesperanza, preocupación, historias visuales para llorar, más amarillismo visual; y en mi mente me preguntaba ¿a quién culparé ahora por eso? A los medios por habernos contaminado de su sed de imágenes tristes o a nosotros mismos por no tener la vacuna contra la ola de amarillismo que azota dentro de los medios.
Estamos en contra de ello, peleamos por imágenes más “sanas”, tratamos de cuidar a los niños de las noticias, imaginamos un mundo sin sensacionalismo, amarillismo, historias tristes, desolación y todo eso que no queremos ver en los medios, sin embargo cuando esto no esté presente en nuestro televisor le cambiamos, lo olvidamos, no nos conmueve de igual manera la historia simple de un terremoto en Perú que destroza un pasillo en comparación de la historia de una terremoto en Perú que destruye vidas, sueños y esperanzas de una familia, de un país entero, y ¿qué es entonces lo que realmente queremos?
El debate sigue en mi mente y Perú está tratando de recuperarse a pesar del frío que vive con la ayuda “humanitaria” que recibe gracias a esas historias que conmueven, nos hacen llorar, sentir y dar gracias por estar vivos y poder ayudar.

Comentarios

Joselo Cruz dijo…
Quien era el amigo???.
Juan K Manei dijo…
me rechazo mi comentario, lo escribi en mi log xD

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